jueves, 4 de junio de 2015

En Jalapa abundan cuenteros especializados que narran historias que han sido aprendidas de generación en generación. Por lo general, estas narraciones son largas y se escuchan en los velorios, durante las noches, en las puertas de las viviendas, o se cuentan a los niños en los corredores de las casas, fincas y haciendas.
Destacan en Jalapa los cuentos maravillosos de tipo heroico y mágico, de ancestral herencia europea, y con antiguos rasgos medievales.
En Mataquescuintla, un cuentero extraordinario es don Reginaldo Marín, cuyos cuentos de princesas, lugares encantados y árboles mágicos, están presentes en cada palabra. Sobresale su cuento “El valiente Rocardo y los doce príncipes”.
En Monjas, abundan los cuentos de bandidos maravillosos como Pedro Urdemales, de antigua ascendencia europea del siglo XVI, así como bandidos propios del lugar como los de Santiago Orellana, un hombre legendario que robaba a los ricos para darle a los pobres y que se ganó el cielo, se cree que baja a la tierra todos los días para hacer justicia.
En aldeas y caseríos de San Manuel Chaparrón y San Carlos Alzatate, los cuentos que más sobresalen son los míticos y los históricos, en donde aparecen personajes medievales como “Gaifieros”, “Durandarte, fiel caballero”, “Los trece pares de Francia”, “Orlando el furioso” y una variante criolla de “Roldán de Francia”, en particular en la aldea Las Flores.
En los municipios de San Luis Jilotepeque y San Pedro Pinula, los cuentos populares más abundantes son los de animales y los míticos, en especial los referentes al origen de los astros, las aves y el mundo. Personajes muy propios de estos cuentos son: tío Conejo y tío Coyote, además de otros de animales propios de la región, como el caballo, el venado, el armadillo y el coche de monte.
También hay que destacar que debido a la presencia indígena en estos municipios, su literatura oral se enriquece con temas de ascendencia maya. Lo más original de Jalapa son las literaturas orales de tipo sefardita y gitana, únicas en el país y probablemente en mesoamérica.
En las montañas de la “cumbre” de Santa María Xalapán, aparecen los cuentos sefarditas, con un claro castellano del siglo XV. Narraciones y anécdotas como “Ramito de olivo”, “La serenica que va a lavar al río”, “La sirenita del día de San Juan”, “El rey moro se paseaba en la torre de la alhama”, son temas propios de la literatura morisca y española de finales del siglo XV y de principios del XVI en la Europa de la edad media.

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